A pesar de en Colombia tener 200 años de libertad si hoy
abrimos los ojos y caminamos una cuadra hacia cualquier lateralidad o tenemos
en frente un televisor, un radio, una revista, un periódico o un computador,
vemos que estamos como en una película de invasión extraterrestre, solo que
aquí no tenemos monstruos sino pautas publicitarias que nos ahogan, nos inundan
y nos tratan como al “bobito” del paseo al que hay que decirle para dónde ir.
Nos aturden con sus espacios publicitarios, sin darnos
siquiera el espacio para pensar en sus beneficios o perjuicios. Nos tienen
contagiados de una contaminación visual y auditiva que para quienes viven en
una ciudad como Bogotá les parece ya “natural”.
Es atemorizante ver como en menos de una cuadra podemos encontrar más de dos vallas
publicitarias y cientos de folletos o volantes, en televisión más diez minutos
de comerciales en medio de un programa en el que nos venden otro producto, en
internet cerca de veinte por ciento del espacio en una página son dedicados a las
pautas publicitarias. ¿Como es posible que nuestro país se haya convertido en
una gigantesca tienda publicitaria en la que lo que importa son los productos a
ofrecer más no las verdaderas necesidades del comprador? Eso es posible solo
aquí, en Colombia, el país que todos amamos pero que cada uno destruimos a
nuestro modo.
Por: Yerssi Castro
No hay comentarios:
Publicar un comentario